martes, 9 de diciembre de 2014

El oprimido: meta y camino

    
                                        Para todo creyente la búsqueda de la felicidad y de la santidad deben ir de la mano. Muchos pretenden delimitar el alcance de lo divino y colocar límites a lo profano. Para un cristiano que razona su fe es dura y ardua tarea, pues la persona Jesús, siendo divino, asume lo humano para llevar consigo toda nuestra realidad a la participación de la vida divina. No podemos diferenciar la historia de la salvación de la historia profana. Jesús se identifica con el pobre, el hambriento, el marginado, con todos los oprimidos y desesperanzados. Muchos en nuestras comunidades defienden a capa y espada que existen dos caminos: uno que lleva al Reino de los cielos y otro a la sociedad perfecta. 

    Jesús nos muestra el verdadero rostro de Dios Padre y lo hace identificándose con todos los "separados". No hay dos caminos posibles. El oprimido, el marginado, el hermano querido o el desconocido que necesita que le extiendan una mano son itinerario seguro para el encuentro del cristiano con Dios. Son la expresión de la experiencia del Dios-con-nosotros: el Enmanuel. El Reino de Dios se hace visible y presencial en los marginados y oprimidos. No hay amor ni interés por Dios donde no hay amor ni interés por el hombre, por el hermano, por lo humano. El amor al prójimo  es necesario en la vida del creyente. Todo discípulo de Jesús, deberá comulgar con  sus ideas y con su obra; y de su opción por Cristo nacerá su opción por los pobres. 

     Cristo es un rey coronado de espinas porque presenta su opción por los oprimidos; esa es su lucha y meta, esa es su corona. Uno se conocerá a sí mismo y lo reconocerán los otros como cristiano cuando practique ese amor, que es el único camino auténtico de espiritualidad. El místico ansía fundirse con Dios y comprende que el camino es fundirse con el hermano necesitado. Como decía la gran mística española Teresa de Jesús:"Obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar un alivio... te compadezcas de ella; y si tiene dolor, te duela a ti; y si fuere menester; lo ayudes, porque ella lo coma...". Al identificarse Jesús con los oprimidos es imposible cualquier identificación con Él que no pase por el pobre. Todo cristiano debe ver el mundo con los ojos de Cristo y soñar con un mundo mejor, donde las personas se amen unas a otras a semejanza del amor de Dios para con nosotros.