martes, 1 de julio de 2014

Los Místicos de Hoy



La mística no puede estar alejada de la realidad histórica, del diario vivir, de lo que hoy acontece. Los auténticos místicos son hombres y mujeres con los pies puestos en este mundo; pero su mirada en dirección al cielo. Una extraordinaria experiencia de Dios, es una gracia, un regalo, pues va más allá de nuestros méritos personales. Con frecuencia encontramos en nuestras parroquias místicos que permanecen escondidos en el silencio de Dios, a la mayoría de ellos no le ocurren fenómenos sobrenaturales, pero esto no mengua que su experiencia íntima de Dios sea auténtica.

Generalmente podemos saborear la majestuosidad e intimidad de la vida de Dios por las obras que los místicos nos han legado. Ellos al contarnos sus íntimas experiencias espirituales se han convertido en verdaderos maestros que conducen a las almas por los caminos que llegan al corazón de Dios. Muchos se sienten sorprendidos por aquellas experiencia sobrenaturales que algunas personas experimentan: levitación, bilocación, éxtasis, transverberación, estigmas, entre otros. Estos fenómenos se manifiestan durante el proceso de unión de la persona con Dios, cuando todavía la persona necesita disponerse; son pequeños regalos con los que Dios engolosina a las almas para que éstas continúen el camino que ya han emprendido y por el cuál transitan. Sólo Dios sabe por qué él otorga estas experiencias a algunas personas y a otras no. Mí criterio personal es que algunas almas les basta sólo una pequeña experiencia de Dios para recorrer todo el camino. Un ejemplo preclaro y conocido por todos es el de la Madre Teresa de Calcuta que vivió una larga aridez espiritual; pero ésto no afectó su fecundidad en la caridad. 

En la vida espiritual es necesario que alguien nos acompañe en el camino y junto a nosotros este en constate discernimiento para no caer en el error. Seguramente han escuchado historias de personas que afirman que le ha acontecido alguna manifestación por parte de Dios, no es mi función determinar cuáles son auténticas y cuáles no lo son; pero la Iglesia Católica es muy prudente en éstos asuntos y con razón actúa así, es necesario tener una certeza absoluta. En la mayoría de los casos las personas se sienten indiferentes a éstos asuntos o toman su distancia porque sobreabundan falsos místicos y falsas experiencias místicas. El equilibrio emocional, la humanidad, la capacidad de servicio y de relación, de humildad, de creatividad entre otras cualidades y ayudado con las ciencias serán criterio genuino para clarificar la veracidad de una experiencia mística. 

Santa Teresa de Jesús, que es Doctora de la Iglesia, nos da pautas importantes en el criterio de discernimiento; su trabajo apostólico, su humor, alegría y simpatía y su humanismo son cualidades que rompen los esquemas que muchas veces nos hacemos de los místicos. "Que Dios nos guarde de las monjas tontas"... "Tristeza y melancolía, no las quiero en casa mía" decía Teresa. La verdadera experiencia mística mantiene en equilibrio a la persona humana y los efectos son siempre positivos; pues la persona crece en humildad, en mansedumbre, en misericordia, reconoce su fragilidad personal y su pecado. Quedo siempre anonadado al leer como Santa Teresita del Niño Jesús comprenden incluso a los que tienen la tentación del suicidio. Éstos son los verdaderos místicos, los que viven al pie de la cruz, los que ven la gracia que abunda en el dolor, los que se imponen tareas y los retos no le paralizan, los que comprenden la tentación de los pecadores, la desesperación en los cruces de camino y la complejidad de algunos momentos que la vida.